La Mujer . or losvillorrios, por el desierto, por todas partes! Y decir que la cualidad mas sobresalien-te de aquel otro prócer; de aquel viejoluchador,—de Sarmiento, en una palabra,—fué su tendencia incansable por la edu-cación de los pueblos; que todo su traba-jo, tendente á la propagación de escuelasdonde formar maestros,lo pretende hoy des-truir un señor Magnasco, cuyo único mé-rito conocido hasta la fecha consiste enrelumbrones de oratoria efectista! Dentro de pocos días el pueblo de lacapital federal asistirá á la inauguracióndel monumento que á aquel hombre de Es-tado dedica su patria a


La Mujer . or losvillorrios, por el desierto, por todas partes! Y decir que la cualidad mas sobresalien-te de aquel otro prócer; de aquel viejoluchador,—de Sarmiento, en una palabra,—fué su tendencia incansable por la edu-cación de los pueblos; que todo su traba-jo, tendente á la propagación de escuelasdonde formar maestros,lo pretende hoy des-truir un señor Magnasco, cuyo único mé-rito conocido hasta la fecha consiste enrelumbrones de oratoria efectista! Dentro de pocos días el pueblo de lacapital federal asistirá á la inauguracióndel monumento que á aquel hombre de Es-tado dedica su patria agradecida á sus emi-nentes servicios, descollantes en la ins-trucción pública. Debiera tocarle al señor ministro des-velar la estatua que á la consagracióninmortal de la memoria del gran educa-cionista de la América del Sud dedica lageneración presente en los momentos pre-cisamente en que el doctor Magnasco pre-tende demoler aquello que mas inmorta- liza al ffran Sarmiento !


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