. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. corresponder dos puertas late-rales, y sobre ellas dos ventanas circulares acompañan á la an-chísima del centro, colocada á mayor altura. A uno y otro ladode éstas y sobre las bóvedas de las naves menores, ábrense dosgrandes arcadas ojivales, cuyo objeto no acertamos (tí;), ya queno se hicieron para esclarecer el interior fuera del cual se levan-tan. En los extremos, haciendo veces de contrafuertes, rebasanun tanto de la pared dos torrecillas octógonas, interrumpidaspor unas gruesas molduras que las ciñen á manera de collari-nos : remat


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. corresponder dos puertas late-rales, y sobre ellas dos ventanas circulares acompañan á la an-chísima del centro, colocada á mayor altura. A uno y otro ladode éstas y sobre las bóvedas de las naves menores, ábrense dosgrandes arcadas ojivales, cuyo objeto no acertamos (tí;), ya queno se hicieron para esclarecer el interior fuera del cual se levan-tan. En los extremos, haciendo veces de contrafuertes, rebasanun tanto de la pared dos torrecillas octógonas, interrumpidaspor unas gruesas molduras que las ciñen á manera de collari-nos : rematan en un antepecho almenado con merloncillos, y enel centro de aquella estrecha azotea álzase una aguja de entreun círculo de almenas piramidales, que en su punta sostienenuna pequeña esfera (i). Desde la playa, ó asomando su coro-nada cúspide por encima de los demás edificios, y medio ocultas (a) Para mí no fué otro que aligerar el macizo del alto muro sin perjuicio desu solidez. (i) Estas torrecillas tienen -? i 2 palmos de < aa <!O < -1 a- 6Q4 islas baleares por las palmeras, tomáraselas por dos altos y delicados almina-res, de donde la voz del almueden llamase al rezo á los mora-dores de las arábigas torres de la alcazaba. Junto á la puertahay otras dos torrecillas no concluidas, flacos estribos para con-trarrestar el empuje de las arcadas que dividen las naves (i).Así, ya que no la elegancia ni la riqueza, la grandiosidad hubie-ra sido el carácter de esta fachada, cuya gran masa aún en sumisma desnudez exige el respeto, si no los aplausos. La portada es lo único en que trabajó el cincel del escultor;y los arabescos y ornatos del renacimiento le dan valor y rique-za. Siguiendo todavía la gentil disposición gótica, forma unagrande arcada en degradación, y buena copia de detalles ornansus lados ó alféizares. Principian éstos en un gran basamento,en que sobresalen tres pedestales intermediados de recuadros ytarjetones de m


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