. Fabulas. EL RUISEÑOR Y LA CALANDRIA. Poeta campanudo, que te pierdesAllá por las fantásticas alturas,Sin que en tu vuelo rápido te acuerdesDe que al pobre lector dejas á obscuras,A tí con las palabras me dirijoQue el ruiseñor á la calandria dijo:—¿Para qué tan arriba te levantas?¿Quieres que no se entienda lo que cantas?. II BENEFICIOS DE LA LEY. V^AMiNABA á Santiago un peregrino, Y le asaltó un ladrón en el camino.—¡La bolsa (le gritó); si no, la vida!El infeliz devoto se intimida, Y entrega su caudal como un cordero;Pero no satisfecho el bandolero, A saco luego sus vestidos entra, Y un rel
. Fabulas. EL RUISEÑOR Y LA CALANDRIA. Poeta campanudo, que te pierdesAllá por las fantásticas alturas,Sin que en tu vuelo rápido te acuerdesDe que al pobre lector dejas á obscuras,A tí con las palabras me dirijoQue el ruiseñor á la calandria dijo:—¿Para qué tan arriba te levantas?¿Quieres que no se entienda lo que cantas?. II BENEFICIOS DE LA LEY. V^AMiNABA á Santiago un peregrino, Y le asaltó un ladrón en el camino.—¡La bolsa (le gritó); si no, la vida!El infeliz devoto se intimida, Y entrega su caudal como un cordero;Pero no satisfecho el bandolero, A saco luego sus vestidos entra, Y un relicario de valor le esto se aparece un el ladrón la alhaja y el dinero,Huye, y entre los árboles se embosca.—¿Cómo (exclama el viajero, agradecidoAl ángel salvador recién venido),Cómo pagar á usted?—Venga la mosca.—Hombre, déjeme usted lo —Déme también usted el relicario. —Pero, señor, con tales condiciones,Nada en librarme del ladrón consigo.
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