. El picudo o Gorgojo Mexicano de la Capsula del Algodon (Anthonomus grandis Boh.). Boll weevil; Insect pests. FlG. 3.—a, Larva acabada de nacer en papelote tierno fe, larva casi completamente desarrollada in situ; c ninfa en cápsula encontrada en el suelo. ocupará por un número considerable de días poniendo sus nuevos, así es que por Julio se nota una confusión intricada de generaciones, y el insecto se puede encontrar en las labores en todos los grados de creci- miento á un mismo tiempo. Las cápsulas, como acabamos de decir, no se caen como lo hacen los pape- lotes, pero se descoloran gra- d


. El picudo o Gorgojo Mexicano de la Capsula del Algodon (Anthonomus grandis Boh.). Boll weevil; Insect pests. FlG. 3.—a, Larva acabada de nacer en papelote tierno fe, larva casi completamente desarrollada in situ; c ninfa en cápsula encontrada en el suelo. ocupará por un número considerable de días poniendo sus nuevos, así es que por Julio se nota una confusión intricada de generaciones, y el insecto se puede encontrar en las labores en todos los grados de creci- miento á un mismo tiempo. Las cápsulas, como acabamos de decir, no se caen como lo hacen los pape- lotes, pero se descoloran gra- dualmente, en general de un solo lado, y al tiempo que la larva llega á su completo desarrollo generalmente se abren en el ex- tremo. Aunque en un papelote no se encuentra generalmente sino una sola larva, en una cápsula completamente desar- rollada se hallan las más veces hasta doce. En todos los casos, sin embargo, el engendro de una sola larva resulta en la des- trucción de la cápsula hasta el grado de hacer que su fibra se vuelva inútil. Donde no hay serias heladas en Diciembre todos los insectos, ó casi todos, llegan á la madurez y entran en sus cuarteles de invierno, aun- que en Sharpsburg se han en- contrado larvas hasta en el mes de Enero. Cuando hay una fuerte helada en este mes, ó antes, las observaciones del último otoño demues- tran que aquellos insectos que no han llegado al grado de gorgojo están casi todos muertos. De este hecho se deduce que el insecto probable- mente no será tan dañino en otras partes de la región algodonera como lo es en el sud de Texas. A fines de 1895 se descubrió que el picudo se no- taba en muchas localidades don- de los cultiva- dores mismos no lo habían cono- cido. Es impor- tante que todo cultivador que vive en la región que hemos tra- zado, ó cerca de ella, pueda des- cubrir el picudo tan pronto como aparezca en sus labores. Donde existe una labor mal infestada una señal de que el insecto esta presente es l


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